¿Quién puede querer hacerte daño, madre?
¿Quién no se rinde a la belleza de tu perfil?
¿Quién no se emociona en cada visita a tu templo?
¿Quién no te puede respetar, madre?
¿Quién no llora contigo cada Madrugá?
¿Quién puede blasfemar contra ti, madre?
¿Quién puede querer hacerle daño a la Madre de Dios?
No concivo ese pensamiento, parece que otros sí...
Alejandro Bolaños
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